Ya hemos visto cómo se han usado reconstrucciones de trabucos para arrojar los objetos más inverosímiles (coches, pianos en llamas...) Pues bien, como todo es superable en esta vida, a alguien se le ocurrió la "genial" idea de aprovechar la potencia y precisión de estas máquinas medievales para usar como proyectiles a... personas. Y así nació un nuevo deporte de riesgo que tuvo cierta repercusión en países como Reino Unido. Parecía divertido, hasta que alguien sufrió serias lesiones. Y el "deporte" cayó definitivamente en el olvido cuando una persona murió a finales del año 2005, tal y como se puede leer en esta noticia de la BBC.
Vean un vídeo del fundador de esta moda efímera, y otro en el que se comprueban sus peligros.
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